"A diferencia del poeta, que puede ser un hombre de una sola pieza, capaz de vivir en perpetua celebración, el cuentista y el novelista tienen algo más que contarnos. El clásico "...y vivieron felices para siempre" con que concluyen los cuentos tradicionales para niños, sugiere que vivir felices no es, en primera instancia, algo digno de ser contado. Lo que cuenta es el conflicto, por lo tanto está enraizado en el dolor, en el perpetuo vaivén de las emociones que nos toman por sorpresa en el diario transcurrir".
Guillermo Samperio.
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