Exposición Cortázar por Mario Muchnik, en Madrid
Imágenes y memorias del último viaje de Cortázar
El editor fotografió al escritor a lo largo de su vida, pero sobre todo en 1984. “Ya estaba enfermo, es claro. Hacía varios meses que tenía leucemia”.
El editor fotografió al escritor a lo largo de su vida, pero sobre todo en 1984. “Ya estaba enfermo, es claro. Hacía varios meses que tenía leucemia”.
El autor de Rayuela pasó el último verano
de su vida con Muchnik y su mujer
Foto: Colección Mario Muchnik
La silueta larguísima, la cara escondida detrás de una espesa barba negra y de unas enormes gafas, la ropa y el calzado modestísimos.
—Usted es el señor Cortázar, ¿no es cierto? Lo vimos en el periódico.
Quienes se dirigieron a Julio Cortázar aquella tarde de agosto de 1983 fueron dos guardias civiles destinados en la provincia de Segovia, entre entusiasmados y cohibidos por saludar al escritor argentino en medio de un sendero rural.
Extraña escena. El editor Mario Muchnik asistió a ella y la inmortalizó con un par de fotografías. En la primera, la pareja y Cortázar posan como si él escritor fuese un detenido; en la segunda, un paisano y su burro se suman a la composición.
Las dos imágenes forman parte ahora de la exposición Cortázar por Mario Muchnik, que reúne en el Centro de Arte Moderno de Madrid los retratos que el editor tomó del autor a lo largo de su vida (muchas de ellas inéditas) y, sobre todo, en el verano de 1984, el último en la vida de Julio Cortázar. El mismo verano que Muchnik relata en las páginas del libro (la palabra catálogo se queda corta) que acompaña a la muestra.
Su punto de partida es la muerte de Carol Dunlop, la última mujer del escritor, en 1982. “El duelo de Julio duró hasta su muerte, en febrero de 1984”. En esas condiciones, Muchnik y su mujer, Nicole, insisten a Cortázar para que no pase el verano solo y lo invitan a pasar unos días con ellos en un molino que tienen alquilado en la sierra de Segovia. En contra de lo previsto, y a última hora, su amigo accede.
“Ya estaba enfermo, es claro. Hacía varios meses que tenía leucemia pero nosotros no lo sabíamos y él, en principio, tampoco”, escribe ahora Muchnik.
Cortázar por Mario Muchnik no es Rayuela pero, al menos, va más allá de la devoción hueca. Así, en el texto del editor hay tiempo para profundizar en la psicología del escritor argentino. En su relación con las mujeres, por ejemplo.
También aparece la muerte en el texto de Muchnik. Ronda por ahí, como una sombra.
—Estoy muy harto de mi cuerpo, Mario—, le dijo Cortázar a Muchnik en enero. —La verdad es que estoy bastante desesperado.
Un mes después, el escritor pudo ver un ejemplar de su último título, Nicaragua, tan violentamente dulce en la víspera de su muerte. Aurora Bernárdez le contó a Muchnik, después del entierro de Cortázar, que a éste le había gustado la edición, pero que la fotografía del autor en la solapa parecía un presagio de la muerte. La imagen la había tomado el propio Muchnik aquel verano, en Segovia.
© El Mundo
Madrid • Luis Alemany
2 comentarios:
Julito, eras màs argentino que el mate pero eras universal, Francia te sento bien y el jazz aùn debe acompañarte en la constelaciòn en la que charlie parker toca, o en la que sopla miles davis, seguro andas por alguna de las dos.
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