Segundo párrafo, Página 139 del libro: “El café. Historia de la semilla que cambió el mundo” de Mark Pendergrast.
"Chase & Sanborn, que ya tenían plantas tostadoras en Boston, Montreal y Chicago, prosperaron en las primeras décadas del siglo XX sin tener que recurrir a los regalos. No obstante, más de la mitad de las ventas de la firma derivaban de sus marcas más baratas. En 1906 se expandió el comercio de Chase y Sanborn en el oeste, en parte por la influencia de los escandinavos, amantes del café. Al año siguiente Chase & Sanborn construyeron en Montreal una nueva fábrica que funcionaba totalmente con electricidad. El negocio iba camino de triplicarse".
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