JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS 20/06/2007
Cuentan que, para no condenarlas a la frustración de una tarea interminable, las cuadrillas que construyeron la Gran Muralla China eran relevadas al levantar un tramo de 500 metros. Los seres humanos necesitan saber que algún día terminarán las faenas que empiezan. Eso mismo vale para los lectores. No hay nada como dar fin a un maratoniano ladrillo de 1.000 páginas, pero a veces nuestra mente se conforma con una buena novela de 100. Allá van, pues, algunas novedades para leer de un tirón.
- En sus marcas. Un exiliado vuelve a su ciudad después de 30 años. Podría ser Buenos Aires. Podría, porque en El regreso (Bruguera) las cosas parecen lo que no son. Su autor, Alberto Manguel, historiador de la lectura y sus alrededores, consigue transmitir eso que en los libros llaman "extrañeza" y en las calles, "mal rollo". Lo mismo que transmite In memóriam, uno de los ensayos recogidos por el propio escritor argentino en el imprescindible En el bosque del espejo (Alianza). Allí cuenta su estupor al descubrir, con el tiempo, que el maestro que en la escuela le despertó la pasión por la literatura fue el mismo que delató, durante la represión, a sus compañeros de clase.
- Preparados. "Me ha abandonado". Ella se lo dice por escrito y él llega a esa brillante conclusión. Ellos son los protagonistas de una novela que también se llama El regreso (Funambulista), aunque ésta la escribió Joseph Conrad. Se titula así porque la mujer escribe una nota de despedida pero, de repente, vuelve. Vuelve a un mundo en el que la gente teme más una emoción que una guerra y en el que "toda alegría y tragedia se ven rebajadas a mera satisfacción y molestia". ¿Les suena? No se tienten la ropa: con esta historia, Patrice Chéreau hizo Gabrielle, la película con la que Isabelle Huppert ganó en Venecia el premio a la mejor actriz hace dos años.
- Listos. La historia se escribe con un "qué pasó". Las novelas, con un "qué pasaría si...". En El filo de la hierba (Roca), de Harkaitz Cano, los nazis han ganado la guerra y Hitler viaja a Nueva York llevando preso a Charles Chaplin. En la Gran Manzana, el actor se encuentra con un minero que, en 1886, había viajado en el barco que trasladó desde Francia las piezas de la Estatua de la Libertad. Con esta historia cruzada de historia, Cano obtuvo el Premio Euskadi en 2005. Por esas fechas, Philip Roth publicaba también su propia historia de nazis estadounidenses, La conjura contra América (Debolsillo). A los mejores siempre les gusta ponerse en lo peor.
- Ya. Como un simio al que adiestraron para pintar. Así se siente el protagonista de La maldita pintura (El Cobre). La novela del mexicano Héctor Manjarrez cuenta las peripecias de un artista al que, en el Londres de los años setenta, la fama le llega justo cuando ya es un estorbo. Esta trepidante reflexión sobre el arte desemboca en una traca final que parece imaginada por David Cronenberg y puesta en escena por Romeo Castellucci, o sea, por dos bestias sin adiestrar.
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