junio 17, 2007

Canciones, lecturas y pintas de cerveza para celebrar a Joyce

F. MANETTO - Madrid - 17/06/2007

El 16 de junio de 1904, Dublín amaneció soleado. Al menos en una de las novelas más representativas del siglo XX. En las páginas de Ulises, del escritor irlandés James Joyce, Leopoldo Bloom y Stephen Dedalus vagan por la ciudad de la mañana hasta la madrugada del día siguiente. Ayer, en cambio, Madrid estuvo cubierto de nubes. Pero la lluvia no deslució las celebraciones del Bloomsday, el día en que, desde 1954, decenas de miles de aficionados a Joyce recuerdan en todo el mundo las hazañas de sus héroes literarios. Eso sí, los más de 2.000 irlandeses residentes en la capital se tuvieron que conformar con un Irish Pub del centro.

"Después de San Patricio, éste es el día más importante para Irlanda. No es exactamente una fiesta nacional, aunque sí es una gran cita cultural internacional", explicaba ayer Peter Gunning, embajador de ese país en España. Junto a él, centenares de personas homenajearon al escritor, pinta en mano o vistiendo las camisetas verdes de la selección nacional de fútbol,

Para todos los auténticos forofos de la novela y los que no consiguieron pasar de las primeras páginas -"desde luego, el libro es bastante complicado", confesaba un grupo de chicas-, los actores interpretaron, en inglés y español, algunos de los pasajes más representativos de esa Odisea. La noche de Molly Bloom, el atrevido desayuno de "riñones de cordero a la parrilla" de Leopoldo Bloom, el capítulo dedicado a Circe, la discusión sobre Hamlet...

Entre una lectura y otra, organizadas en Madrid desde 2004 por Ray Smith y en las que participó también Beatriz Villacañas, profesora de la Universidad Complutense, algunos músicos añadieron un toque musical a la velada. Garrett and Colleen interpretaron, por ejemplo, un tema basado en el capítulo de Penélope que recordaba With or without you,

la canción de otra gloria nacional irlandesa: el grupo U2. Y, tal vez, alguno de los asistentes tuvo ayer la cita más importante de su vida. Igual que el mismísimo Joyce, quien, según la leyenda, eligió para su novela la fecha de una cita que tuvo con la camarera Nora Barnacle: precisamente el jueves 16 de junio de 1904.

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