septiembre 09, 2006

Vertiginosa escritura sobre el acto de la lectura.

Ah, el milagro de leer y ser leído ¿Qué hay en ese espacio entre mis ojos y las letras?

Libro: espejo de mi nombre, nos sumergimos en tu corriente de símbolos con interrogantes siempre en la punta de la lengua. Buceamos en tus aguas buscando el tesoro del consuelo, del amor o del destino, del arte, de la filosofía o la sublimación. Cuidado, digo que me sumerjo en ti por mera metáfora, tú no tienes las respuestas a mis preguntas, ni eres el objeto de mis anhelos.

Narcisistas como somos, creamos la literatura a modo de espejo: leer, mirarse y reconocerse, enamorarse. Es en esta contemplación, en esta conciencia infinita al mirarse mirar mirando, donde encontramos el abrigo que buscábamos y las respuestas afloran de nosotros mismos. Platónicamente podríamos decir que dentro de nosotros ya conocemos todas las respuestas, todas las ideas viven y mueren dentro de nosotros; la lectura sólo las hace evidentes.

Yo consideraría a la escritura como el mejor invento del hombre, comunicación prodigiosa. Atentado contra el tiempo. Las letras son nuestras mejores armas contra las ataduras de nuestra transitoria naturaleza. En estos momentos, por ejemplo, leo un poema de Alfonso Reyes escrito en 1950, milagro: emisor y receptor con 56 años de diferencia. Íntima relación entre Alfonso y yo. Sloterdijk escribió alguna vez que los libros eran cartas a los amigos, verdad elitista, pero verdad al fin. Sin embargo, el milagro no termina en la comunicación, recordemos que el libro es espejo. No sólo estoy leyendo a Alfonso Reyes, en realidad si todo sale bien, yo me miraré en él, lo recrearé, lo haré mío, lo resucitaré y por un breve momento Alfonso Reyes encarnará en mí.

Octavio Paz, en su cumbre de "El Arco y la Lira", diría que el poeta mediante el poema, que no es lo mismo que la poesía, trasciende el lenguaje, crea imágenes y regresa la palabra a su fuente original. Pero nos encontramos aquí con algo recíproco, el poema hace del lector mismo una imagen, lo regresa a su estado original, divino y supremo. El poema convierte al hombre en poesía.

Así que heme aquí, devorador de símbolos, símbolo yo mismo. Escribiendo sobre el acto de leer, para que otro también me lea y ser yo en él aunque le pese. Les propongo entonces que seamos pues Poesía. Convirtamos al mundo en literatura. Por que a veces las cosas parecen más reales cuando se leen que cuando se viven.

Un agradecimiento a Lilith por la invitación. Algo bueno surgirá de todo esto.

7 comentarios:

Lu García dijo...

Que hermoso Carlo, te luciste.

Coincido además en muchas ideas, bueno eso lo verás en el documento que les enviaré en breve para que conozcan a donde ira a parar todo esto.

gracias por aceptar la invitación.
Bienvenido.

lagartija dijo...

por qué ser sólo poesía? seamos también prosa, seamos cuentos, novelas... seamos palabras... seamos.

Carlos dijo...

Querida lagartija, la poesía no es el poema, la poesía está en todos lados: es una hoja, es el árbol o lo que pensamos que es el árbol; la poesía está en el aire y puede plasmarse en un cuento, en un ensayo o hasta en una columna de la nota roja.

Si queréis indagar más en el tema, recomiendo consultar "El Arco y la Lira", de Paz, librazo. ;)

lagartija dijo...
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lagartija dijo...

Carlo, si la poesía está en todo y lo es todo entonces no quiero ser poesía, me sentiría infinitamente común, además, el que un texto sea poético no lo hace poesía, aunque si te refieres a la poesía como un elemento estético, entonces deberías echarle un ojo a "Lo bello y lo sublime" de Kant.

Por otra parte, en una conversación con mi amigo y poeta Guillermo Carrera, autor de Repugnantes Ángeles Humanos, le comenté sobre tus observaciones sobre la poesía a lo que él me respondió: "puede ser pero me parece que es una visión muy simplista del asunto, me parece que son lugares comunes, es cierto que la poesía está en todas partes pero casi nadie la puede ver, la poesía no está en lo que pensamos que es algo si no en la esencia de ese pensamiento. La poesía es algo etéreo, creo, y difícilmente alguien la puede aprehender."

Te recomiendo consultar a otros autores y no quedarte únicamente con la visión de Octavio Paz, que si bien tiene muy buenos textos, como Mi vida con la ola, a veces en sus ensayos tiende a mancillar los conceptos sobre los que opina, sin negar, por supuesto, que ciertas frases increíblemente bien logradas crean en sus textos conceptos interesantes, como la "sed de otredad" que, según Paz, implica el erotismo (término del que habla en "La llama doble").

lagartija dijo...

pd. sorry por el comentario suprimido... di clic donde no debía, je.

Carlos dijo...

Epa! ente me alegra que surgan este Vayamos por puntos. Enormemtipo de discusiones estetas, pero conste que yo no propuse ésta. Sólo quería hacer esa distinción entre poesía y poema.

Sí es muy aventurado decir que la poesía está en todos lados y más aún de esa manera. Error mío, disculpa. A lo que quería referirme es a que la poesía está fuera del poema, la poesía no es el poema, repito. Y claro, el que el texto sea poético, visto poético como categoría estética, no lo hace poesía. Ni siquiera todos los poemas son poesía. Pero eso no niega que uno pueda aprehender a la poesía con versos, con prosa o con pinceles. ¿No crees?

En cuanto a mi apelación por Paz, reconozco que el tipo puede sacrificar muchas veces el fondo por la forma. Pero no creo que sea el caso de El Arco y la Lira, que más bien parece una aglutinación de conclusiones ajenas acerca de la poesía y la estética moderna.

Ah lo bello y lo sublime. Grande. Por ese libro casi no paso la prepa. Ja. Lo volveré a leer con más calma.