Eso es lo que creo que hace José Saramago. Plantea una interrrogante, imagina las posibilidades, las consecuencias, las engrana y teje una historia impresionante en un modo bastante peculiar de redacción y escritura, además de hilbanar entre hebra y hebra sus propios debrayes.
Para empezar, sus libros carecen casi completamente de puntuación. Solo cuenta con puntos, comas y capitalización, aún cuando hay diálogos. Hay muy pocos párrafos y sus historias no se dividen en capítulos, si acaso hay a lo que les llamo “pequeñas pausas” cuando pasa de una escena a otra.
Después, plantea la situación, que siempre es en una ciudad desconocida, en un tiempo de la historia indefinido y todo el misterio que se pudiera guardar, a veces ni siquiera sabemos el nombre de los personajes, los reconocemos por sus descripciones físicas o alguna característica que los defina.
La historia se va desarrollando de una manera particular a general, casi siempre empieza con un individuo común y corriente a quien le sucede lo inesperado. De ahí se van entretejiendo situaciones y personajes que, o les sucede lo mismo pero en otras circunstancias, o bien, que de alguna manera se ligan al relato principal con historias secundarias.
Ahora bien, planteados los personajes y la situación, vienen las consecuencias. Pero no son como las que les pasaría al protagonista como indiviudo, sino que piensa en todos los sectores sociales. Qué pasaría política, económica, social, cultural y religiosamente, cada sector con sus preocupaciones por las consecuencias que el suceso pudiera conllevar.
Y es ahí donde Saramago se desplaya. Viene todo un torrente de palabras, historias, situaciones llevadas al límite…
Y a esto aumentémosle que mientras te relata todo lo que pasa de pronto te das cuenta de que se salió completamente de la historia para dar su particular punto de vista de lo que el personaje está pensando, sintiendo, o bien, de alguna situación que pasa, llegando al punto de desviar completamente tu atención hacia lo que estaba ocurriendo, entonces son ires y venires de historias personales entrelazadas, de situaciones sociales que se salen de control y del punto de vista del autor. Sea como sea, es un placer leerlo, Don José Saramago.
3 comentarios:
Coincido completamente.... el placer d leerlo y releerlo, justamente la noche d ayer leìa Ensayo sobre la seguera para mi una d las mejores novelas q eh leìdo, donde prima lo visual y se va al càrajo el nivel intelectual,moral, y hasta el sentimental..., donde la sobrevivencia se da por la ley del mas fuerte...
re-chulo el post qerida Valeria
excelente post, yo también recordé las dos obras que he leído de él, y sí tal como lo describes.... chido Val!
Sí, es la onda. Genial.
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